Súbete al altar y confía
"Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová" (Salmo 4:5)
Hace algunos años, este versículo adquirió un nuevo nivel de significado.
Voy a tratar de exponer lo que me sucedía en ese entonces de la mejor manera posible.
Me había apartado de mi antigua manera de vivir hacía varios años y estaba en los caminos del Señor. Le estaba sirviendo en la iglesia, me empapaba de su Palabra, oraba bastante, cuidaba mucho lo que veía y escuchaba porque en verdad quería mantener mi mente libre de todo lo que no edifica. Lo hacía con mucho gusto, no era un esfuerzo, estaba feliz, amaba las cosas de Dios y pasar tiempo con Él. Todo esto era muy bueno.
Pero había anhelos de mi corazón que no se estaban cumpliendo, uno de ellos, el de tener un esposo.
Y empezó a brotar algo en mi interior, algo que me decía: "estás haciendo todo bien e igual no se te cumple ese deseo". Era como un sentido de "ya estoy bien, tengo mi vida ordenada, ahora me gané el derecho a ..." (llena el blanco con una aspiración que tengas). A veces este sentimiento se inflamaba cuando alguien bien intencionado decía algo que me recordaba lo "merecedora" que era de la bendición que yo esperaba.
Con frecuencia pensamos que dejar de pecar, renunciar a las cosas del mundo, santificarnos y servir en la iglesia, son nuestros "sacrificios de justicia" para Dios.
Dejamos las fiestas, las malas compañías, los vicios, el consumismo, el chisme, la vanidad etc. y nos dedicamos a rodearnos de hermanos en la fe e involucrarnos en actividades para el Señor. TODO ESO ES CORRECTO. Y forma parte de nuestro proceso como hijas de Dios.
El punto al que quiero llegar es que, en ocasiones, y conforme pasa el tiempo, puede surgir una actitud de reclamo en nuestro interior. Algo así: "Señor, mira lo que estoy dejando de hacer, a lo que estoy renunciando, mira lo que ahora estoy haciendo por ti y por la expansión de tu Reino". Y en cierta manera pensamos que esos son los "sacrificios de justicia" de los que habla el Salmo 4, cuando en realidad es un sentido de "justicia propia", sutil, pero dañino.
El Salmo 4:5 en otras versiones dice:
"Ofrezcan sacrificios con un espíritu correcto..." (NTV)
"Ofrézcanle a Dios lo que él les ha pedido..." (TLA)
Creo que esto nos aclara más el panorama. Va a la misma esencia de la adoración. Es ofrecer a Dios lo que Él pide y a su manera.
¿Qué pide el Señor? ¿De qué manera quiere que lo hagamos?
Él pide TODO y de manera sincera.
Él pide todo tu ser, tus sueños nobles y puros entregados en Sus manos, con devoción, con confianza y un corazón bien dispuesto. Sin esperar nada a cambio, sólo por quien es Él y por lo que Él hizo por ti.
Todo lo mejor de ti para Él. Tu juventud, tu tiempo, tu belleza, la labor de tus manos, tus dones, tu vida entera. Es una entrega INCONDICIONAL.
Alicia... ¿acaso no puedo esperar que Dios me conceda los anhelos del corazón? ¿no dice que todo lo que siembre he de cosechar? ¿no debo esperar bendiciones de parte del Señor?
Lee de nuevo el Salmo 4:5 y presta atención a la segunda parte:
"...y confíen en el Señor"
Sí, podemos confiar que nuestra entrega completa e incondicional producirá resultados mucho más abundantes de lo que nosotras alguna vez pedimos o imaginamos (Efesios 3:20)
Sé que es así, lo he vivido. Puedes confiar en el Señor.
Presenta tu vida entera como ofrenda y confía en lo que solo Él es capaz de hacer.
¡Dios te bendiga!

Comentarios
Publicar un comentario