De "sobrellevar la espera"...a "abrazar mi presente"


¿Alguna vez te encontraste simulando un gozo que en realidad no sentías? ¿Has experimentado frustración incluso dentro del ambiente de tu iglesia? ¿Te has sentido fuera de lugar? ¿Desconectada? ¿Con vergüenza? ¿Sin esperanza? ¿Has sentido la presión externa o interna de hacer algo al respecto para cambiar tus circunstancias? ¿Te has desanimado al oír ciertos comentarios o bromas con respecto a la soltería?

¿Alguna vez tuviste esa sensación de estar en una eterna sala de espera donde pareciera que todos los demás pacientes van pasando para ser atendidos menos tú?

Si te identificas con algo quiero decirte que yo respondí “sí” a todas las preguntas.

También es verdad, y tengo que admitirlo, tiendo a ser bastante sensible, lo cual probablemente me ha hecho más susceptible que muchas de ustedes a ciertas cosas. (Y Dios sigue tratado conmigo esa área) Pero, hay una realidad, y es que a lo largo de mis años de soltería pude conversar con muchas mujeres, todas ellas maravillosamente diferentes, pero con un denominador común, el concepto de la soltería como un tema a resolver en sus vidas y una etapa de muchas luchas. Esta inconformidad se manifestaba en mayor o menor medida, pero estaba allí.

Viví también la experiencia de buscar respuestas y ayuda en talleres o charlas para solteras, pero generalmente contenían enseñanza sobre cómo debía ser el carácter del hombre con quien puedes pensar en formar una familia, sobre la importancia de la madurez espiritual para el futuro matrimonio, el significado del pacto matrimonial y temas similares. Pero como soltera me preguntaba _ “todo eso es verdad, pero no tengo prospecto de hombre a mi alrededor, qué hago mientras eso llega... o... y si no llega?...ese pensamiento era el peor...”y si no llega?!”.

Muchas veces cuando oraron por mí el tema obligatorio era pedir por mi futuro esposo. Estaba luchando conmigo misma para mantenerme lejos de la ansiedad y allí venía el “tema indispensable”. Tenía otros y muchos motivos de oración, pero ese era el que al parecer “forzosamente tenía que estar en mi lista”. Aunque yo no lo pidiera, oraban de igual manera por mi esposo. Quería sacar mi enfoque del asunto, pero era difícil. En general, la cuestión parecía reducirse a cómo sobrellevar la “dificultad” de ser soltera hasta encontrar a la persona correcta y mantenerme en abstinencia durante el tiempo de espera.

Y por favor, no me tomes a mal, aprender enseñanza bíblica sobre el carácter de un hombre de valor, sobre el diseño de Dios para el matrimonio y orar por tu futuro cónyuge, todo eso es bueno, necesario y obviamente debemos ser instruidas en ello, sin embargo, llega un punto que como soltera adulta te sientes como alguien que lleva años preparándose para un viaje, estudiando el lugar que sueñas visitar, su geografía, su cultura, pero el tiempo pasa y el viaje no se concreta. Entonces empiezas a preguntarte: _ “ya no quiero saber más acerca del lugar, al fin y al cabo, muchas cosas sólo las podré vivir y experimentar estando allí. Quiero ir! Ya quiero estar allí. Ya no quiero fingir que la preparación me resulta emocionante, porque dejó de serlo hace varios años. Quiero emprender el viaje!”. Bueno, al menos así me sentía yo.

Empecé a pensar y poner en oración: “Señor, ¿qué hago en este paréntesis de mi vida?” “es un paréntesis?”. (El paréntesis es un signo delimitador que permite aislar una oración. Entre paréntesis se pone algo que no es parte central del mensaje). 

Entonces: ¿el hecho de estar soltera colocaba mi vida entre paréntesis? ¿se trataba de una etapa aislada que no forma parte del mensaje central de mi vida? En lo profundo del corazón empezaba a entender que no era así. 

Dios estaba iniciando un proceso en mi interior que me llevó a abrazar la soltería como algo bueno, muy bueno. Él quería que yo floreciera, independientemente de estar casada o soltera. Ese era el mensaje central de mi vida. Y eso es lo que Él desea para ti también.

Entonces emprendí los preparativos para otro viaje, el viaje de la plenitud en Cristo.

En las próximas semanas si gustas, puedes acompañar lo que fue mi travesía. Quisiera llevarte por los altos y bajos del camino que me tocó recorrer. Es mi anhelo poder alentar tu corazón. Sí mi hermana, tú puedes experimentar un sentido de satisfacción y realización plenos siendo soltera. Esto no suprimirá tus deseos de casarte, ellos pueden estar allí, pero no detendrán tu marcha. No! Porque tú no estás en una sala de espera ni en un paréntesis en tu vida. Tu vida en abundancia empezó en el momento que aceptaste a Cristo como tu Señor y salvador. Tu viaje ya empezó y mi deseo es que nada te distraiga o te detenga. Tenemos una carrera por delante y el matrimonio no es la recta final. Jesús es la recta final.


Hagamos de la oración del apóstol Pablo, nuestra oración:


Doblamos nuestras rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que nos dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidas con poder en nuestro ser interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en nuestros corazones, a fin de que, arraigadas y cimentadas en amor, seamos plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seamos llenas de toda la plenitud de Dios!

Amén!!

(Ver Efesios 3: 14-19)

Comentarios

  1. Hola mi querida Ali! Que lindo tenerte por acá, esto que iniciaste nos ayudará a estar más conectadas, gracias por tenernos en cuenta siempre, todo lo que escribiste es lo que realmente me pasa, y hay momentos de suba y baja como se dice, el tema es que muchas veces sabemos mentalmente que Dios siempre está, pero hay momentos que simplemente como que solo estoy nomas.. anestesiada

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  2. ¡Sí! la idea es estar más conectadas y que sea un espacio donde encontrar confort, aliento y bendición. ¡Abrazo fuerte!

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