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Mostrando las entradas de noviembre, 2022

De la teoría...a la práctica

  Tu fuerza de voluntad no es suficiente, por eso el Señor te dio su Espíritu Santo y su Palabra.  Algo que también fue muy importante para poder vivir mi soltería con buena actitud y con propósito fue emplear la Biblia en mi día a día.   La Biblia debería a ser algo que vives y no simplemente algo que lees. En las Escrituras Dios se da a conocer, te manifiesta su forma de proceder ante distintas situaciones y ante las diferentes actitudes humanas.  Vas descubriendo el carácter del Señor, cómo Él piensa y actúa. Lo experimentas cada vez más.  De las vidas de Sara y Abraham y su proceso con Dios puedes adquirir firmeza y cautela para no tomar atajos cuando el tiempo de espera se hace muy largo; y tener la seguridad que nunca serás defraudada al confiar en el Señor, aunque Él requiera de ti lo que más amas. En Dios puedes creer contra toda esperanza: “Aun cuando no hay motivos para tener esperanza, puedes seguir teniendo esperanza…” “Puedes c...

De directora...a espectadora

  “Dios está obrando entre ustedes...”(Filipenses 2:13 PDT) Pasé por etapas donde sentía que mi vida estaba estancada. Me parecía que había quedado en una especie de “llamada en espera” hasta que el Señor pudiera volver su atención y retomar su agenda para mí. Él había depositado sueños excelentes, pero a mí criterio, el tiempo pasaba y no estaba ocurriendo nada relevante. ¿Te sientes así?  La pregunta que puedes hacerte es la siguiente: «¿Qué te hace pensar que Dios no tiene un plan, solo porque las cosas no suceden según tu plan?» Lo mejor que podemos hacer cuando ésta duda se presenta es dejar nuestras expectativas a un lado, cultivar una “serena neutralidad” y confiar en que la voluntad de Dios se está desarrollando. N o intentar darle forma nosotras mismas pensando en la manera o el tiempo en que Dios hará las cosas. Es necesario que dejemos la posición de “directoras” y pasemos a ser espectadoras del proceder de Dios y de cómo va llevando a cabo sus planes. Noso...

De la trivialidad...a la prosperidad

La soltería como un tiempo de productividad espiritual  Conforme experimentas mayor intimidad con Dios empiezas a notar que para mantener tus oídos abiertos a su voz, tus ojos despejados para ver la realidad como Dios la ve, tu corazón dispuesto para creer su Palabra y tu mente sana para archivarla, entonces, es necesario que vigiles lo que oyes, lo que ves, lo que meditas, donde inviertes tu tiempo y con quién.  Sé que no podemos vivir dentro de una burbuja, que las situaciones particulares, inclusive dentro de nuestros respectivos hogares o trabajos dificulta el poder separarnos tanto como quisiéramos del “ruido del sistema”; aun así, hay cosas que podemos y debemos evitar para mantener nuestra "complicidad con el Espíritu Santo". "Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatas sino como sabias, aprovechando bien el tiempo..." (Efesios 5:15) En un momento dado me detuve a pensar en lo que veía en la televisión; y advertí que la mayoría de las películas o...

De fuentes secundarias...a la Fuente Principal

  “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11) Necesitamos amistades sanas y buen consejo, pero la voz que tenemos que desear escuchar primero debe ser la voz del Señor, y los brazos donde debemos buscar refugio, antes que nada, deben ser sus brazos. Algo que empecé a aprender y experimentar durante mi soltería adulta fue a depender de Jesús para todo. No pretendo decir con esto que no necesitemos del abrazo de una amiga o las palabras sabias de una hermana en ciertos momentos, sabemos que Dios puede hablarnos y confortarnos a través de las personas y es necesario rodearnos de buenas amistades; sin embargo, creo que somos muy propensas a beber de fuentes secundarias antes de ir al manantial de agua viva disponible para nosotras en la persona de Jesús.  En tiempos de dificultad creo que nos resulta más fácil tomar el teléfono y desahogarnos con alguien, en lugar de hablar con Dios. ¿Por qué? Me hic...