De la teoría...a la práctica

 Tu fuerza de voluntad no es suficiente, por eso el Señor te dio su Espíritu Santo y su Palabra. 

Algo que también fue muy importante para poder vivir mi soltería con buena actitud y con propósito fue emplear la Biblia en mi día a día. 

 La Biblia debería a ser algo que vives y no simplemente algo que lees. En las Escrituras Dios se da a conocer, te manifiesta su forma de proceder ante distintas situaciones y ante las diferentes actitudes humanas.  Vas descubriendo el carácter del Señor, cómo Él piensa y actúa. Lo experimentas cada vez más. 

De las vidas de Sara y Abraham y su proceso con Dios puedes adquirir firmeza y cautela para no tomar atajos cuando el tiempo de espera se hace muy largo; y tener la seguridad que nunca serás defraudada al confiar en el Señor, aunque Él requiera de ti lo que más amas. En Dios puedes creer contra toda esperanza: “Aun cuando no hay motivos para tener esperanza, puedes seguir teniendo esperanza…” “Puedes creer en esperanza contra esperanza…” (Romanos 4:18)

De la historia de José puedes extraer paz cuando sientas que, con el pasar de los años, algunos sueños han muerto. porque sabes que vuelverán a resucitar. Dios coloca grandes propósitos en ti, pero hasta su concreción pueden pasar muchas cosas, y cada una de ellas construirán tu carácter y te equiparán para lo que viene. Aun cuando las situaciones parecen alejarte de tu destino, en Dios siempre estás prosperando, siempre estás yendo para adelante. El Señor puede cambiar todas tus circunstancias en un día. Ser fiel al Señor sin importar lo que una esté pasando, esa es la consigna. “...porque el Señor está contigo y conmigo y lo que hacemos, el Señor lo prospera” (Génesis 39:23)

De la experiencia de Nehemías entiendes que cuando estás reconstruyendo tu vida habrá enemigos que tratarán de detenerte y usarán todo tipo de técnicas, desde la burla, pasando por la intimidación y finalmente la amenaza. No debes distraerte con eso, solo concéntrate en seguir adelante con lo que Dios te ha asignado.

En la vida de Esther ves que, si tienes el favor de Dios nada puede interponerse, ni siquiera una situación desfavorable en tu niñez es obstáculo para sus planes. El Señor es quien puede promoverte a un lugar de influencia, si Él así lo requiere, en el tiempo propicio. 

En momentos de sufrimiento, con muchos cuestionamientos y cuando las palabras de amigos cercanos te hagan sentir aún más sola y confundida, recordar a Job puede ser de gran alivio.

Cuando dudes que tu realidad pueda cambiar algún día, y tengas pensamientos negativos como: “¿qué te hace pensar que Dios pueda hacer una excepción contigo?”, “tienes que tener los pies sobre la tierra, tus posibilidades son casi nulas”, “acaso no ves a tu alrededor, ¿cuáles son tus chances?” Entonces ayuda mucho recordar a Ezequías y cómo en otro contexto (probablemente más grave que el tuyo y el mío), él recibió las mismas amenazas. “¿Qué confianza es esta en la que te apoyas?” “No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe con promesas…” “¿Por qué serías tú la excepción?” (2 Reyes 18:19 y 19:10-11). El enemigo ha usado las mismas tácticas por años. Y Dios actúa de la misma manera cuando te refugias en Él como lo hizo este rey. El Señor sí hace excepciones, puedes leer la historia y ver cómo termina.

Esos días cuando la obscuridad invade y dan ganas de huir bien lejos, es bueno recordar que Elias se sintió igual y que Dios lo restauró en sus fuerzas físicas, emocionales y espirituales (1 Reyes 19). El profeta era tan humano como cualquiera de nosotras y sin embargo sus oraciones fueron muy efectivas (Santiago 5:17-18). Eso conforta mucho en momentos de desánimo como esos. No siempre estar bien...está bien. El Señor se compadece de sus hijas, sabe lo débiles que somos, se acuerda de que somos tan solo polvo (Salmo 103:14).

En esos días donde te miras al espejo y ves que los años pasan, piensas en todo lo que “aún no has conseguido en la vida” y el temor a envejecer se apodera por unos segundos de tu ser, meditar en la vida de Caleb es alentador. Este hombre lleno de fe se mantuvo con buena salud y a sus ochenta y cinco años estaba tan fuerte que podía andar y pelear como lo había hecho cuarenta y cinco años atrás (Josué 14: 10-11). Hay mujeres que a sus 80 años o más siguen fructificando, son maestras del bien por la sabiduría adquirida y el carácter que han cultivado a lo largo del tiempo. Mis hermanas, en Dios, la vejez es honra, fuerza, corona de gloria que se obtiene por llevar una vida justa (Proverbios 16:31). El corazón alegre es lo que hermosea el rostro (Proverbios 15:13). Hay que sacudirse de las ideas del mundo que al fin y al cabo nada pueden hacer para detener el envejecimiento ni evitar la muerte. Tenemos la verdad de Dios. Ocupemos nuestro tiempo en lo que realmente nos hace fuertes, sabias, bellas y aún tiene poder sobre la misma muerte, y ese es Cristo.

Si dudas de que sea factible vivir consagrada en estos días recuerda a Daniel.

Si te preguntas si todavía hay una oportunidad para ti, lee del amor apasionado de Dios hacia los suyos en el libro de Oseas.

Cuando no sepas cómo orar puedes expresar tus emociones a través de un Salmo. 

Cuando necesites consejo práctico puedes recurrir a Proverbios.

Si necesitas discernimiento puedes recurrir a los Evangelios y averiguar qué haría Jesús.

Cuando te enfrentes a tu propia insuficiencia, recurre a la suficiencia de Cristo

Recuerda, no se trata de lo que sientes sino lo que sabes. Y no puedes apoyarte en lo que sabes, si no sabes ...por eso…¡a leer la Biblia!, y sobre todas las cosas aplicarla a tu vida. 

Ten presente que, “ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:5-7)


Dios te bendiga

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