Luz y orden

“Cuando la luz brilla, todo queda al descubierto y puede verse cómo es en realidad” (Efesios 5:13 TLA)

Cristo trae tanta libertad a nuestras vidas. Podemos ser mujeres genuinas, libres y seguras porque sabemos a quién pertenecemos, ya no hay nada que esconder, nada que temer, nada de qué avergonzarnos. Todo eso quedó atrás. Y ahora deseamos lo que es correcto. Bueno...al menos así debería ser:

“Todos lo que hace el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto, pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere” (Juan 3:20-21 NTV)

Una de las mayores bendiciones que experimenté con Jesús fue esa “emancipación”. Ya no más esa vida compartimentada, con secretos y apariencias.

En Él está la verdadera vida y esa vida es luz que resplandece en los lugares obscuros de nuestro interior y disipa progresivamente las tinieblas hasta convertirnos en mujeres auténticas que pueden a su vez iluminar a otras (Juan 1:4-5; Proverbios 4:18)

Creo que esa misma libertad y transparencia debería prevalecer en nuestra relación amorosa. Entre él y tú; y entre ambos y aquellos que los rodean.

Esa fue una característica que se fue cultivando progresivamente en nuestra relación. La autenticidad y el orden fueron los puntos donde nosotros tropezamos en cierta medida. El Señor eventualmente trajo luz en las áreas donde estábamos fallando, pero habría sido mucho mejor hacerlo bien desde el inicio.

Es algo que debemos aspirar. Una relación en la luz y en orden.

Es necesario que te rodees de personas de fe y de confianza que acompañen tu historia de cerca, que sepan lo que estás viviendo. Exponer tu relación a la luz.

Aquí te abro mi corazón…

Al ser una mujer soltera en mis treintas y cuarentas, a mi alrededor había mucha expectativa en torno al hecho de que pudiera conocer a alguien. Y cada vez que apareció y luego desapareció un "posible candidato", tuve que responder todas esas preguntas incómodas tipo: ¿y qué pasó?, ¿no funcionó?, etc. Entonces, cuando empezamos a conocernos con Pablo, opté por comentarlo con pocas personas. Una vez que iniciamos la relación de noviazgo el círculo de personas que conoció nuestra historia se amplió. Lo importante es que no lleves tu relación en secreto. Permite que otros acompañen lo que te está ocurriendo.

También, entre ambos es esencial que exista transparencia. Así que, sé genuina. Déjate conocer tal cual eres. Sabemos que en la fase de conquista tendemos a querer simular ser mejor de lo que realmente somos. Caemos en eso con mucha facilidad.  Pero, recuerda que todo, tarde o temprano sale a la luz. Y es mucho mejor ser sinceros el uno con el otro desde un principio. 

Da a conocer tu relación a la autoridad que tienes sobre ti. Sea un padre, madre, tío, hermano o pastor. Es bueno que un hombre que dice tener interés en ti tenga esa disposición. Eso es otro buen filtro. Recuerda que nuestro Señor estableció un orden de autoridad en las relaciones familiares y dentro de la iglesia. Respetar eso trae luz a tu relación. 

Ten en cuenta esto siempre:

“...Dios es luz y no hay obscuridad en Él. Si decimos que estamos bien con Dios pero seguimos viviendo en la obscuridad, estamos mintiendo, pues no seguimos la verdad. Pero si continuamos viviendo en la luz como Dios vive en la luz, tenemos comunión unos con otros..." (1 Juan 1:5-7 PDT)

Para tener un vínculo sano con alguien, tu vida y esa relación deben estar en la luz

Dios te bendiga!


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