Tu historia es única
"Tú solo sígueme" (Juan 21:22)
Hubo algo que me generó un conflicto interno en su momento. Ver como personas que no tenían en cuenta a Dios en lo más mínimo, prosperaban y disfrutaban de todo lo bueno que la vida puede ofrecer: parejas, bodas, hijos, fiestas, viajes, salud, riqueza, éxito académico y laboral, etc. No sé cómo llamar al sentimiento que eso produjo. ¿Envidia, tal vez? ...
En verdad había entregado mi vida a Jesús y no deseaba nada que no viniera de su mano, a su manera y en su tiempo, pero había como un deseo de “justicia” y en lo íntimo me hacía preguntas como esta:
«Señor, quiero hacer bien las cosas, estoy comprometida contigo y a tu servicio. Sin embargo, no veo que me vaya mejor que mucha gente que no te tiene en cuenta en su vida y ni en sus decisiones, ¿Por qué?»
Era un cuestionamiento sincero. No deseaba que les fuera mal a esas personas, más bien quería que conocieran al Señor y lo experimentaran en sus vidas. Pero yo tenía un anhelo legítimo de disfrutar de ciertas bendiciones, a fin de cuentas, yo sí estaba esperando en Dios por alguna de ellas, y aún no llegaban.
¿Alguna vez te sentiste así?
Bueno, en ese debate interno me encontraba cuando, una vez más, la Palabra brindó la respuesta que necesitaba:
“...Un poco más, y yo hubiera caído; mis pies casi resbalaron. Pues tuve envidia al ver cómo prosperan...A ellos no les preocupa la muerte, pues están llenos de salud; no han sufrido las penas humanas ni han estado en apuros como los demás...Con toda tranquilidad aumentan sus riquezas. ¡De nada me sirve tener limpio el corazón y limpiarme las manos de toda maldad!...Traté de comprender esto, pero me fue muy difícil. Solo cuando entré en el santuario de Dios…(comprendí que)...Yo estuve llena de amargura y en mi corazón sentía dolor, porque era una necia que no entendía ... (que yo) siempre he estado contigo...(que Tú)...Me has tomado de la mano derecha, me has dirigido con tus consejos y al final me recibirás con honores. ¿A quién tengo en el cielo? ¡Solo a ti! Estando contigo nada quiero en la tierra...Dios es mi herencia eterna y el que sostiene mi corazón…” (DHH) “...en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien. He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras” (RV) (Salmo 73)*
El salmista entendió que cuando tenemos ese tipo de pensamientos es porque nuestra perspectiva de las cosas no es la correcta. Nos está faltando sabiduría. Y solo cuando entramos a su santuario, cuando buscamos su presencia, nuestra mente comprende la verdad, empezamos a ver la realidad, las cosas como son, adoptamos la óptica de Dios.
¿Sabes mi hermana? Si entráramos más a su santuario y menos al Facebook, si buscáramos más estar en lo secreto con el Señor y menos en Instagram, empezaríamos a comprender que “en cuanto a nosotras” el bien, lo bueno, lo mejor es estar cerca de Dios. ¿Acaso podría haber algo mejor que tu Padre celestial te tome de la mano derecha, te guíe a lo largo de tu vida para que des fruto y recibas una herencia eterna con honores?
“Confía callada en el Señor y espera en Él con paciencia; No te irrites a causa del que prospera en su camino...” (Salmo 37:7 NBLA)
En ocasiones, incluso miramos alrededor y nos parece que nuestra vida no progresa como la de "ella" o "aquella" hermana en Cristo. Nos alegramos con sus bendiciones, pero nos preguntamos cuando nos llegarán a nosotras también.
Mi hermana, compararnos nunca trae nada bueno. Si observamos a alguien que está en una posición desfavorable con respecto a la nuestra, nos enorgullecemos; si vemos a alguien que está (a nuestro criterio) mejor, nos deprimimos y cuestionamos. No mires a los costados, la Palabra te llama a poner tu enfoque en el Señor, en sus promesas y fiel amor para contigo. No te inquietes porque el Señor esté escribiendo tu historia de una manera distinta a la que tú esperabas. Él va a cumplir su propósito en ti. Él está construyendo un testimonio en tu vida. Tu historia no es inferior ni superior a otras, es tuya, es única, es especial y fue diseñada por Dios ¿Y sabes? Hacer y cumplir esa voluntad que el Señor tiene para ti es lo que finalmente satisface.
Cuando te encuentres comparando tu situación con otras es porque perdiste el enfoque. Es tiempo de entrar en el santuario y recordar que Él tiene planes, tiempos y maneras específicas para ti. Tu historia es única, no te compares.
Tú solo síguele
Señor, hoy entro a tu santuario y recuerdo que para mí el bien es estar cerca de ti; el hacer tu voluntad es mi deleite y lo único que traerá satisfacción a mi alma. Hoy levanto mis ojos para mirarte solo a ti, recordar que te pertenezco y todas las riquezas de tus promesas son mías, porque yo soy en ti y Tú eres en mí. Vuelvo a poner toda mi esperanza en ti para contar todas tus obras. Gracias porque me has tomado de la mano, estás conduciendo mi vida y escribiendo una historia con ella. Te amo mi Dios. En nombre de Jesús oro. Amén
(Salmo 73)* El contenido entre paréntesis con letras pequeñas fue agregado por mí. Las siglas entre paréntesis son las versiones de la Biblia usadas en cada porción del Salmo.
P.D. Por favor cuando sientas que miraste mucho a los costados y eso te ha desanimado, tómate un tiempo con el Señor y haz de los Salmos 73 y 37 tu oración.
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