¿Dónde tienes puesta tu mirada?
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti a confiado” (Isaías 26:3)
Me he dado cuenta de que cada vez que el desánimo, la ansiedad, la frustración, el miedo o la desesperanza me envuelven, es porque desvié mi mirada del Señor y la coloqué en las circunstancias.
Pienso que una vida de paz y estabilidad se logra tan solamente con depositar nuestra atención en Jesús. Parece tan sencillo, casi absurdo, pero es verdad. Cuando pases tu situación por el filtro de la fe, es decir, por el filtro de la confianza en Dios, aquello pierde su poder de intimidación y puedes tener paz.
“Me siento sola” Inmediatamente se desencadenan sentimientos de autocompasión, temor y tristeza.
Enfoque: Jesús está conmigo hasta el fin del mundo (Mateo 28:20), Él es mi pastor y con su vara y cayado me infunde aliento (Salmo 23:4), ninguna cosa creada me puede separar del amor de Dios que es en Cristo (Romanos 8:39). Jamás estoy sola, esa es la verdad. Él me guiará aún más allá de la muerte (Salmo 48:14)
“Parece imposible…” Caldo de cultivo para la desesperanza.
Enfoque: Nada hay imposible para Dios (Lucas 1:37). Porque si el Señor de los ejércitos lo ha determinado, ¿quién puede frustrarlo? Y en cuanto a Su mano extendida, ¿quién podrá apartarla? (Isaías 14:27) Él llevará a cabo los planes que tiene para mi vida porque su fiel amor hacia mí es para siempre (Salmo 138:8). Soy una obra maestra de Dios que Él creó de nuevo en Cristo Jesús a fin de que haga las cosas buenas que preparó para mí tiempo atrás (Efesios 2:10)
“Me preocupa el futuro, la provisión etc…” Aflora la ansiedad
Enfoque: Dios me bendecirá dondequiera que viva, sea en el campo o en la ciudad. Dios bendecirá a mis hijos, a mis cosechas (mi trabajo). Dios bendecirá mi hogar, mis viajes y todo lo que haga. Siempre seré muy feliz en el país que Dios me da. Nunca me faltará alimento y siempre tendré pan en la mesa. Dios me dará la victoria sobre mis enemigos. Podrá venir un ejército contra mí, pero tendrá que huir en completo desorden (Deuteronomio 28:3-8 TLA)
Aprender a fijar nuestra mirada en Él y sólo en Él debe ser un hábito para nosotras. Debemos hacernos más dependientes de Cristo, más conscientes de nuestra insuficiencia; y abrazar la suficiencia del Señor para todo.
Podemos experimentar cómo cada situación adversa se revierte en bendición cumpliéndose su promesa de que todo coopera para nuestro bien. ¿Cómo?
Convirtiendo cada deseo pendiente, cada dolor emocional o físico, cada tormenta en la vida en una oportunidad para comprobar la dulce compañía de Jesús en cada instante, en cada cosa.
Empezando a apreciar los tiempos difíciles y de incertidumbre como una oportunidad para ser fortalecida en nuestro ser interior por su Espíritu, para hacernos más humildes y mansas, y encontrar en la persona de Cristo el descanso que nuestras almas necesitan.
Es así como nos vamos convirtiendo en mujeres maduras, a prueba de todo.
Hermanas, Cristo hace toda la diferencia en nuestras vidas.
Proverbios 13:12 dice:
“La esperanza que se demora es tormento del corazón; pero árbol de vida es el deseo cumplido”
Proverbios 23:17-18 dice:
“...vive siempre en el temor del Señor; porque ciertamente hay un futuro, y tu esperanza no será cortada”
Sí, si te concentras en lo que se está demorando, es decir, en tus circunstancias adversas, ciertamente tu espíritu se va a abatir; pero si tienes presente a Dios en todo momento, si recuerdas que le perteneces y Él sostiene los hilos de tu historia, se vuelve a activar el motor de tu esperanza y gozo, porque ciertamente hay un futuro escrito para ti y tu esperanza no será frustrada, verás el deseo cumplido y será árbol de vida.
Moraleja de todo esto: No le saques los ojos de encima a Jesús.
¡Dios te bendiga!
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