Bromas que no son bromas
"Como el que enloquecido arroja llamas, saetas y muerte, tal es el hombre que engaña a su amigo y luego dice: ¡Solo ha sido una broma!" (Proverbios 26:18-19)
¿Alguna vez te ocurrió que alguien haya hecho algún comentario sarcástico o mentiroso y luego lo minimizó diciendo que era una broma? O quizás alguna de nosotras dijimos algo errado y nos disculpamos detrás de la excusa, "fue solamente un chiste".
Bueno, la Biblia lo toma muy en serio. Y si estuviste en el lugar de la persona afectada entiendes por qué. Aquello genera sentimientos encontrados y confusión. Hay algo que no está bien en lo que acaba de ocurrir, pero no sabes cómo reaccionar porque al final "solo fue una broma".
¿Es un poco exagerada mi interpretación del proverbio? Pues para el estándar de la Palabra que nos enseña que, "no salga de nuestra boca ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan"(Efesios 4:29), me parece que no estoy exagerando.
Siguiendo este razonamiento quisiera tocar un tema que en los años de soltera llamó bastante mi atención. Tal vez entre en un terreno peligroso. Pero me atreveré a hacerlo porque creo que es algo que el Señor puso en mi corazón compartir.
Algo que escuché (y confieso, lo llegué a pensar) en varias ocasiones en mi tiempo de soltera fueron expresiones como estas:"Que no venga Cristo todavía, porque tengo que casarme primero" o, "¿qué pasaría si justo cuando te estás por casar, viene el Señor?" (risas)
Puede que no sea una boda, puede ser otra cosa que estés deseando. La idea que encierra este tipo de comentarios o pensamientos es que, hay que vivir esa experiencia en la tierra, no sea que partamos con Cristo o que Él venga en gloria y no la hayamos vivido.
El día más sublime de la historia del universo, el momento por el cual la creación gime porque ya no puede esperar la manifestación de los hijos de Dios (Romanos 8:19), el día en que veamos venir a nuestro amado Salvador, Aquel cuyos cabellos son tan blancos como la lana y todo Él tan puro que parece estar cubierto de blanca nieve, cuyos ojos penetrantes parecen llamas de fuego y sus pies brillan como el bronce bien pulido, cuya voz resuena como enormes y estruendosas cataratas y cuyo rostro brilla como el sol (Apocalipsis 1:12-15). Ese día queda en un segundo plano. Que no se le ocurra venir a Jesús antes de que... (llena el blanco con lo que se te ocurra).
Repito, probablemente algunas estén pensando en este momento: "¡No seas tan exagerada! ¡Es solo una broma!, nadie piensa de verdad eso"
¿En serio? ...
Llámame exagerada, legalista, rígida, como prefieras. Pero cuando leo el Nuevo Testamento me traspasa un sentido de reverencia y el anhelo de aquella iglesia del primer siglo por ver ese día hacerse realidad, el glorioso día donde le verían cara a cara. No hay bromas sobre ese tema.
Llámame exagerada, legalista, rígida, como prefieras. Pero cuando leo el Nuevo Testamento me traspasa un sentido de reverencia y el anhelo de aquella iglesia del primer siglo por ver ese día hacerse realidad, el glorioso día donde le verían cara a cara. No hay bromas sobre ese tema.
No debería haber motivación ni deseo más grande para el corazón de un cristiano. La Biblia concluye con un "ven Señor Jesús (Apocalipsis 22:20) "
"Mi Maestro...
"Mi Maestro...
Cuando caiga entre tus plantas...
De rodillas...
Déjame llorar pegado a tus heridas
Y que pase mucho tiempo y que nadie me lo impida
Que he esperado este momento
Toda mi vida "
(canción de Marcos Vidal. Cara a cara)
No quiero restar importancia a los buenos deseos de nuestros corazones de formar una familia, de tener un compañero. Son anhelos legítimos. Yo deseé mucho un esposo creyente y ahora lo tengo. Es una bendición. Pero no es el fin, no es la meta. Ahora somos dos persiguiendo la misma meta que es Cristo y cuando Él venga nuestra relación cambiará. Ya no seremos esposos en el cielo. Esto es temporal.
Tuve una boda, para mí fue hermosa. Pero fue sólo una sombra, una pequeña muestra, un símbolo de lo que será la boda verdadera. Lo que vivimos aquí en la tierra es una figura, tan solo una sombra de la gloria de las bodas del Cordero.
Así que no creo que exagere al decir que muchas veces tenemos la mirada más enfocada en las cosas terrenales que en las cosas del cielo (Colosenses 3:2); sin embargo, lo que se ve es temporal, pero lo que no se ve es eterno (2 Corintios 4:18)
Estando soltera, escuché esta pregunta durante una enseñanza y desde entonces empecé a cuestionar mis prioridades. La pregunta fue la siguiente: ¿Qué es lo que más deseas escuchar?
Tuve una boda, para mí fue hermosa. Pero fue sólo una sombra, una pequeña muestra, un símbolo de lo que será la boda verdadera. Lo que vivimos aquí en la tierra es una figura, tan solo una sombra de la gloria de las bodas del Cordero.
Así que no creo que exagere al decir que muchas veces tenemos la mirada más enfocada en las cosas terrenales que en las cosas del cielo (Colosenses 3:2); sin embargo, lo que se ve es temporal, pero lo que no se ve es eterno (2 Corintios 4:18)
Estando soltera, escuché esta pregunta durante una enseñanza y desde entonces empecé a cuestionar mis prioridades. La pregunta fue la siguiente: ¿Qué es lo que más deseas escuchar?
"Puede besar a la novia" o, "Buena sierva fiel, entra al gozo de tu Señor"
Mira, no escribo esto para infundir culpa a ninguna mujer que desee casarse.
Yo quisiera ser mamá, pero hasta el día de hoy no me ha sido dado. Sé lo que es tener anhelos insatisfechos. Y considero que es algo maravilloso el regalo de ser madre, una bendición tremenda, al igual que un matrimonio en Cristo.
Aun así, sé que no se puede comparar con la gloria venidera. Sé que, si Cristo viene, en el momento que lo vea, no diré "ay no, por favor regresa, tengo que cumplir este o aquel deseo aquí antes de entrar a la eternidad contigo", en verdad no creo que eso suceda. Pienso que en ese momento todo deseo se esfumará y caeré de rodillas ante tanta majestad, gloria y esplendor. El gozo me invadirá y nada más importará. Todo pasará.
Mira, no escribo esto para infundir culpa a ninguna mujer que desee casarse.
Yo quisiera ser mamá, pero hasta el día de hoy no me ha sido dado. Sé lo que es tener anhelos insatisfechos. Y considero que es algo maravilloso el regalo de ser madre, una bendición tremenda, al igual que un matrimonio en Cristo.
Aun así, sé que no se puede comparar con la gloria venidera. Sé que, si Cristo viene, en el momento que lo vea, no diré "ay no, por favor regresa, tengo que cumplir este o aquel deseo aquí antes de entrar a la eternidad contigo", en verdad no creo que eso suceda. Pienso que en ese momento todo deseo se esfumará y caeré de rodillas ante tanta majestad, gloria y esplendor. El gozo me invadirá y nada más importará. Todo pasará.
Recordemos las palabras de nuestro Salvador
"Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás..." (Mateo 6:33)
Por encima de todo lo demás...
No lo olvides
¡Dios te bendiga!
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