Pies como de ciervas

“...hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar” (Habacuc 3:19)

«Habacuc pensó en el ciervo corriendo por las alturas, nunca perdiendo un paso y nunca cayendo. Más que eso, los ciervos saltan en las colinas, están llenos de vida y alegría…» (*)

“Pies como de ciervas”. Esta frase empezó a resonar en mi corazón hace algunos años.

Entendí que el Señor quiere entrenarnos para que podamos tener pies adaptados para andar en lugares altos sin resbalar, sin vértigo, ni temor, ni desequilibrio. Todo lo contrario. La Palabra dice, “Él hace mis pies…”, Él los amolda, los adapta, nos entrena para que sean como los de una cierva que puede estar en lugares altos, por encima de las circunstancias, de manera firme y segura.

Mis hermanas, el Señor quiere elevarnos. Quiere que seamos mujeres que caminen ligeras, confiadas, estables, “sobre” cualquier situación. Podemos andar en las alturas si dejamos que el Señor prepare nuestros pies para ello.

Ahora quiero compartir contigo el contexto donde se encuentra esta promesa.

“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya fruto, aunque falle el producto del olivo y los campos no produzcan alimento, aunque se acaben las ovejas del redil y no haya vacas en los establos; con todo, yo me alegraré en el Señor y me gozaré en el Dios de mi salvación. ¡El Señor es mi fortaleza! Él hace mis pies como de ciervas y me hace andar sobre las alturas” (Habacuc 3:17-19)

“Te amo, oh Jehová, fortaleza mía, Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio…Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron…En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de Él, a sus oídos…Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas…Me asaltaron en el día de mi quebranto, mas Jehová fue mi apoyo. Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí. Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas. Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros…Porque ¿quién es Dios sino solo Jehová? ¿y qué roca hay fuera de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino; quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas…” (Salmo 18) (**)

Ese es el marco donde el Señor prepara tus pies para que puedan afirmarse en las cumbres de las montañas de la vida.

Cuando nada sale bien, cuando hay escasez, cuando no entiendes por qué pasa lo que pasa, cuando te sientes sola, cuando algo te atemoriza o amenaza, cuando pasamos por temporadas de obscuridad y empieza a levantarse delante nuestro una montaña de duda, miedo, imposibilidad y desesperanza; pero, desde ese lugar DECIDIMOS seguir creyendo, seguir confiando, alegrarnos en el hecho de que el Señor va a estar con nosotras hasta el fin del mundo, gozarnos en Su persona, abrazarlo, amarlo, adorarlo, afirmarnos en nuestra Roca, refugiarnos en nuestro Castillo, rodearnos de nuestro Escudo, mientras esperamos Su salvación; cuando eso ocurre, nuestros pies son preparados para que el Señor pueda elevarnos y depositarnos en las alturas, por sobre cualquier circunstancia, y permanecer allí seguras, serenas, confiadas y alegres.

«Así de firmes y vivos también pondrá Dios mis pasos. Si confío en Él, Él no permitirá que me resbale ni me caiga, y haré más que andar pesadamente – saltaré con vida y alegría» (*)

¿Qué situación en tu vida está usando Dios para “hacer tus pies como de ciervas”?

¿Es una soltería más larga de lo que esperabas (como lo fue la mía)? ¿una pérdida en tu vida? ¿planes truncados?

Recuerda que es el Señor moldeando tus pies, para que estén firmes en Él y en nada más.

¡Dios te bendiga!

(*) The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik.

(**) Para no hacer muy largo el escrito sólo coloqué partes del Salmo 18. Lo mejor sería que lo leas completo y medites en sus preciosas verdades.