No te desenchufes
"Elías, en cambio, subió a la cumbre del monte Carmelo, se inclinó hasta el suelo y oró con la cara entre las rodillas. Luego le dijo a su sirviente: —Ve y mira hacia el mar. Su sirviente fue a mirar, y regresó donde estaba Elías y le dijo: —No vi nada. Siete veces le dijo Elías que fuera a ver. Finalmente, la séptima vez, su sirviente le dijo: —Vi una pequeña nube, como del tamaño de la mano de un hombre, que sale del mar. Entonces Elías le gritó: —Corre y dile a Acab: “Sube a tu carro y regresa a tu casa. ¡Si no te apuras, la lluvia te detendrá!”. Poco después el cielo se oscureció de nubes. Se levantó un fuerte viento que desató un gran aguacero..."
1 Reyes 18:42-45
Esta historia es un gran ejemplo de "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1)
¿Te has dado cuenta de que "lo que se esperaba", es decir, la lluvia que Elias esperaba y tenía certeza de que vendría, fue acompañada de siete días de ferviente oración?
Santiago 5:17 lo confirma: Elías oró con fervor.
Una sencilla búsqueda en Google describe el adjetivo ferviente como: que tiene un celo, ardor y entusiasmo grande hacia algo, viene del latín fervens, ferventis (que hierve, ardiente, encendido, que se arrebata o entusiasma).
Ahora me pregunto, ¿cuántas de nosotras oramos así?
Si me posiciono en el lugar de Elias, al tercer o cuarto día que mi sirviente hubiera regresado con el informe de "no vi nada", probablemente ya habría empezado a quejarme o cuestionar a Dios; al quinto día tal vez me hubiera deprimido, al sexto habría orado muy poco y ya sin entusiasmo, y al séptimo....(justo en el tiempo perfecto del Señor)...¿habría tirado la toalla?. Tal vez. Seguramente me habría desenchufado de Dios. Habría guardado mi oración en el baúl de los recuerdos.
¿Cuánto tiempo dura tu fervor en oración? ¿Se mantiene aunque "no veas nada"?
Elias se mantuvo con el mismo celo, ardor y entusiasmo hasta que se vio una pequeña nube en el cielo. Esa señal bastó. ¡Una pequeña nube!
Yo tendría que haber visto un montón de nubes negras, truenos y relámpagos a lo lejos, para pensar que mi oración por lluvia fue contestada. Y meditando en esta porción me di cuenta de que aún ando mucho por vista y no por fe; cuando tendría que ser al contrario.
Con referencia a este tema, leí algo hace unos dias y me gustaría compartirlo contigo.
Marcos 11:24 dice:
"Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas" (NBLA)
"Hay dos etapas bien marcadas en esta clase de oración, relacionadas como de causa y efecto: recibir y tener. "Recibir" es la causa, seguida por "tener" como el efecto. El "recibir" está en tiempo pasado; el "tener" ("serán concedidas") está en el futuro. El "recibir" ocurre cuando oramos. Entonces el "tener" ("serán concedidas") lo sigue en el momento y la forma que determine la soberanía de Dios. Pero las fuerzas en las palabras de Jesús es este principio: si no recibimos en el momento que oramos, no tenemos seguridad de que alguna vez lo tendremos" (*)
Santiago 5:16 nos dice que la oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos.
Orar fervientemente es hacerlo con entusiasmo, con confianza, con el deseo ardiendo en tu corazón; y levantarte de tus rodillas sabiendo que lo has recibido...
Aunque alguien te diga "no veo nada"
Aunque tú no veas nada
Aunque sólo veas..."una pequeña nube"
Eleva tu oración sin perder el fervor con el tiempo, mantente enchufada a Dios y cree que lo has recibido; el momento de la lluvia lo determina la soberanía de Dios.
¡El Señor te bendiga!
(*) del libro "Bendición o Maldición" de Derek Prince.
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