Tu realidad
Muchas veces pensamos o decimos cosas como:
- Sí, he estado orando, pero mi realidad es que…
- Sé que eso dice la Biblia, pero mi realidad es …
- Entiendo lo que dice la Palabra, pero el hecho es que…
No te sientas menos espiritual, hasta el profeta Elías pensó algo similar en un momento en que perdió toda esperanza y le dijo al Señor:
“...el pueblo de Israel...mató a cada uno de tus profetas, yo soy el único que queda con vida…”
“el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo, derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida…” (1 Reyes 19:10,14 NTV)
Probablemente recuerdas la respuesta que recibió de parte de Dios:
“...debes saber que siete mil personas no se arrodillaron delante de Baal...a ellos yo los voy a dejar con vida” (v. 18 TLA)
Elías vio sus circunstancias y se sintió completamente solo. Su error fue quitar su mirada de Dios y ponerla en lo que él consideraba “la realidad de su lamentable situación”.
Su realidad no era lamentable porque Dios seguía al control. Elías no estaba solo ni era el único. Dios había preservado siete mil hombres fieles como él.
Hoy quiero recordarte que tu realidad es lo que Dios dice y tu realidad es lo que Dios puede hacer y punto.
- Pero nada cambia…
Tu realidad sigue siendo lo que Dios dice y lo que Él puede hacer
- Pero me siento…
Tu realidad no es lo que sientes, es lo que Dios dice y lo que Él puede hacer
- Pero no puedo…
Tu realidad no es lo que tú puedas, es lo que Dios dice y lo que Él puede hacer
- Pero parece imposible que…
Tu realidad no es lo que parece, es lo que Dios dice y lo que Él puede hacer
- Pero me dijeron…
Tu realidad no es lo que te dijeron, es lo que Dios dice y lo que Él puede hacer
- Pero cuando veo a mi alrededor…
Tu realidad no es lo que ves, es lo que Dios dice y lo que Él puede hacer
En lugar de concentrarte en tu situación, en lo que tus ojos naturales ven, en tus sentimientos, recuerda y repite estas palabras
Mi realidad es lo que el Señor dice y lo que Él es capaz de hacer...
Esa es mi realidad y punto.
¡Dios te bendiga!

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