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Leer entre líneas

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“...el corazón del sabio conoce el tiempo y el proceder” (Eclesiastés 8:5 RV 2015) Esas temporadas en que una está esperando dirección por parte del Señor; el tiempo de transición donde sigues en “lo mismo” un día a la vez con la expectativa de pronto recibir las próximas coordenadas para el siguiente giro de timón en el curso de tu vida, puede ser difícil atravesarlas en paz, armonía y gozo. A menudo nos inquietamos porque nos da la impresión de que nada está pasando. Oramos por algo, lo entregamos y nos vamos a dormir Al día siguiente otro día rutinario, ninguna novedad Al otro día... igual Una semana después ...nada varió Un mes, dos meses… Nada espectacular pasó, todo sigue aparentemente igual Pero no, no todo sigue igual. Ocurren cosas, muchas cosas. Necesitamos estar atentas y leer entre líneas lo que el Señor está obrando en esos días que parecen llanos. - Puede que Dios esté despejando tu camino del pecado: El pecado fragmenta tus pensamientos, te mantiene dividida e...

Tu realidad

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 Muchas veces pensamos o decimos cosas como: - Sí, he estado orando, pero mi realidad es que… - Sé que eso dice la Biblia, pero mi realidad es … - Entiendo lo que dice la Palabra, pero el hecho es que… No te sientas menos espiritual, hasta el profeta Elías pensó algo similar en un momento en que perdió toda esperanza y le dijo al Señor: “...el pueblo de Israel...mató a cada uno de tus profetas, yo soy el único que queda con vida…”  “el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo, derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida…” (1 Reyes 19:10,14 NTV) Probablemente recuerdas la respuesta que recibió de parte de Dios: “...debes saber que siete mil personas no se arrodillaron delante de Baal...a ellos yo los voy a dejar con vida” (v. 18 TLA) Elías vio sus circunstancias y se sintió completamente solo. Su error fue quitar su mirada de Dios y ponerla en lo que él consideraba “la realidad de su lamentable situación”. Su realidad no...

Innegociable

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"El SEÑOR le dijo a un hombre de Dios de Judá que fuera a la ciudad de Betel. Cuando llegó el hombre de Dios, el rey Jeroboán estaba parado junto al altar ofreciendo incienso. El SEÑOR le había dicho al hombre de Dios que hablara en contra del altar... ...Cuando el rey Jeroboán escuchó el mensaje del hombre de Dios acerca del altar que está en Betel, quitó su mano del altar y apuntó hacia el hombre de Dios. Dijo: «¡Arresten a ese hombre!» Pero al decir esto, su brazo quedó paralizado, y no lo pudo mover. El altar se rompió en pedazos y las cenizas se desparramaron. Esta fue la prueba que el SEÑOR había prometido. Entonces el rey Jeroboán dijo al hombre de Dios: —Por favor, ora por mí al SEÑOR tu Dios para que me sane el brazo. Así que el hombre de Dios oró al SEÑOR, y se sanó el brazo del rey, volviendo a ser como era antes. Y el rey le dijo al hombre de Dios: —Ven conmigo a casa, visítame un rato y te daré un regalo. Pero el hombre de Dios le respondió al rey: —No iría cont...

Dios construye, no destruye

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Estando soltera, tomé la decisión de llenar mi mente con verdad. Era la única manera de mantener mi fe viva, mis emociones estables y poder resistir la oposición (y/o la tentación). Sin duda alguna la fuente de toda verdad es la Biblia, sin embargo, otros libros me ayudaron a comprender mejor ciertos temas.  Estaba hojeando uno de esos libros y encontré algo que quiero compartir contigo hoy: "Soy perfectamente feliz de que Dios haga cosas que no puedo entender. Anhelo alegremente que Dios pilote el avión en mi lugar, que accione la máquina por mí, que gestione mi vida en mi lugar, que haga planes para mí...porque sabe cómo hacerlo y yo no. Él tiene el poder y yo no ...Nunca debemos apoyarnos en nada...no intentamos adivinar nada...no intentes explicar los caminos de Dios.  ...porque esos caminos están por encima de tu capacidad de entendimiento. Cuando recordamos que todo lo que Dios hace lo hace de una manera totalmente sabia, de modo que no haya error posible, nos sobreviene...

El temor a la decepción

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Algo con lo cual luchaba internamente durante mis años de soltería era el miedo de querer, soñar o desear algo que no estuviera en los planes del Señor para mí.  Temía ilusionarme con algo que no estuviera dentro de Su voluntad específica para mi vida y luego sufrir la decepción. En ese entonces, mi temor era "desear un esposo que nunca llegara". Hoy es: "desear un hijo que puede no llegar" Las posibilidades humanamente hablando eran reducidas, en ese entonces y hoy también.  Quizás tus miedos sean otros. Cada una batalla en frentes distintos. Lo interesante es que el mismo conflicto se presenta, sin importar la etapa de la vida en que nos encontremos. El dilema se repite. Ese tipo de temor hace que nos acerquemos al Señor en oración de manera entrecortada, sintiéndonos inseguras. No nos permite orar de corazón.  Sin embargo, Él nos garantiza que podemos acercarnos con toda confianza al trono de Su gracia (Hebreos 4:16) y nos afirma que Sus planes (para cada una de ...

La sombrilla de la gracia

Hace unos días experimenté un profundo cansancio. No solo físico, sino también internamente, en el alma y espíritu. Me sentía sin energías para las tareas cotidianas, estaba cargada con emociones bastante negativas y el leer la Biblia u orar me resultaba indiferente. Estaba fría y hastiada. Y no encontraba la manera de salir de esa especie de letargo en el que me encontraba. Todo lo que hacía representaba un desafío enorme. Y si algo me salía mal la frustración era exagerada. Agotamiento, hartazgo, cansancio. Tres palabras que me definían en ese momento. No habría querido estar casada conmigo. Cada día admiro y valoro más a Pablo. No era la primera vez que me sentía así este año. Pero sí fue la más intensa. Como si las veces anteriores (que fueron intermitentes) se hubieran ido acumulando y llegué a mi límite.  Como no podía concentrarme como para tener un “tiempo devocional”, empecé a hablar con el Señor mientras limpiaba la casa. Lloraba y hacía el aseo al mismo tiempo. Era tragi...

Súbete al altar y confía

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  "Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová" (Salmo 4:5) Hace algunos años, este versículo adquirió un nuevo nivel de significado.  Voy a tratar de exponer lo que me sucedía en ese entonces de la mejor manera posible.  Me había apartado de mi antigua manera de vivir hacía varios años y estaba en los caminos del Señor. Le estaba sirviendo en la iglesia, me empapaba de su Palabra, oraba bastante, cuidaba mucho lo que veía y escuchaba porque en verdad quería mantener mi mente libre de todo lo que no edifica. Lo hacía con mucho gusto, no era un esfuerzo, estaba feliz, amaba las cosas de Dios y pasar tiempo con Él. Todo esto era muy bueno.  Pero había anhelos de mi corazón que no se estaban cumpliendo, uno de ellos, el de tener un esposo.  Y empezó a brotar algo en mi interior, algo que me decía: "estás haciendo todo bien e igual no se te cumple ese deseo".  Era como un sentido de "ya estoy bien, tengo mi vida ordenada, ahora me gané el derecho a .....