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Mostrando las entradas de diciembre, 2022

Luz y orden

“Cuando la luz brilla, todo queda al descubierto y puede verse cómo es en realidad” (Efesios 5:13 TLA) Cristo trae tanta libertad a nuestras vidas. Podemos ser mujeres genuinas, libres y seguras porque sabemos a quién pertenecemos, ya no hay nada que esconder, nada que temer, nada de qué avergonzarnos. Todo eso quedó atrás. Y ahora deseamos lo que es correcto. Bueno...al menos así debería ser: “Todos lo que hace el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto, pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere” (Juan 3:20-21 NTV) Una de las mayores bendiciones que experimenté con Jesús fue esa “emancipación”. Ya no más esa vida compartimentada, con secretos y apariencias. En Él está la verdadera vida y esa vida es luz que resplandece en los lugares obscuros de nuestro interior y disipa progresivamente las tinieblas hasta convertirnos en mujeres auténticas que...

Importante para él

 “El amor sea sin fingimiento…” “Ámense unos a otros con un afecto genuino y deléitense al honrarse mutuamente” (Romanos 12:9-10) (RV-NTV) Que fuerza poderosa es el amor. El amor genuino no es algo que abunde en nuestro mundo, y cuando lo experimentas te conquista, te cautiva, genera lealtad y entrega. Me puse a meditar en cómo se ve el amor sincero de manera práctica. Una de las primeras cosas que me vino a la mente fue el versículo de 1 Corintios 13:4-7: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” Es una descripción tan bella del amor verdadero. Pero al mismo tiempo pensaba: ¿Cómo se evidencia esto en la vida de una persona? ¿Cómo saber que alguien te ama? ¿Cómo se tradujo esto en mi relación con Pablo desde que nos conocimos hasta ...

El poder del acuerdo

 “...si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, mi Padre que está en los cielos la hará. Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos” (Mateo 18: 19-20) Algo que empezamos a practicar desde el inicio de la relación fue el orar juntos. Pudimos experimentar la gracia y el favor de Dios en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestros encuentros, viajes, y sobre muchas otras peticiones que pusimos a los pies del Señor. El estar en un mismo Espíritu y ver la mano de Dios moverse en respuesta a un clamor que hicimos juntos, para nosotros fue una aprobación de nuestro Padre, de que estábamos por buen camino.  El estar “de acuerdo” es una prioridad y hay poder en ello. Sin embargo, no todas las respuestas a nuestras oraciones vinieron en el tiempo y la forma que esperábamos. Por ejemplo: habíamos pedido mucho por la presencia de Dios y el cumplimiento de su voluntad para el día de nuestra boda,...

El Señor de la vida amorosa

 “...Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que, con toda sinceridad, adoran a Dios y confían en él” (2 Timoteo 2.22 TLA) Creo que esa fue la característica que más llamó mi atención desde el inicio, un hombre que confía y adora al Señor con un corazón sincero. Podía compartir lo que había vivido con Cristo y del otro lado había alguien que me comprendía porque también había vivido lo mismo. No se trataba de “ser de la misma religión”, sino de una experiencia real con Jesús que ambos disfrutábamos. Su relación con Cristo significó un cambio en él. Hubo un antes y un después. Así como me había ocurrido a mí. Y el «después» no significó un camino libre de errores, pero pude percibir un corazón para el Señor y una conciencia que había sido tocada y moldeada por la Palabra. Eso hizo toda la diferencia. Fue el fundamento sobre el cual se construyó la relación. Y sigue siendo el cimiento que nos mantiene unidos. Oraba bastante, hablaba con Dios sobre esta sorpresa ines...

El giro de timón

Desde aquel “final de mí misma” hasta inicios de 2019 habían pasado siete años; y en ese punto de mi vida empecé a sentir una inquietud bastante fuerte. Algo cambiaría. Podía discernir que la agitación interna que estaba experimentando no era algo emocional, era algo espiritual. Algo iba a dar un giro. Pero no tenía idea de qué se trataba. En junio de 2019 unos amigos en común nos conectan y empezamos a escribirnos. Los chats se convirtieron en largas conversaciones, luego, en video llamadas y a fines de julio nos conocimos personalmente. La relación fluyó y prosperó a pesar de la distancia y decidimos casarnos en julio del siguiente año. Del glorioso 2020. Pero ya sabes lo que pasó en 2020… Sí, así es, la pandemia nos cerró las fronteras, los planes de boda se postergaron y esperamos diez meses para volver a vernos. Ese fue un tiempo de prueba que Dios usó para que en diciembre pudiéramos hacer nuestros votos un poco más conscientes de la realidad de lo que implica un matrimonio. Ento...